Se desintegra caravana migrante en Chiapas ante abusos y falta de apoyo

La caravana migrante que partió a inicios de octubre desde Tapachula, Chiapas, con rumbo a la Ciudad de México, comenzó a fragmentarse tras enfrentar condiciones extremas, abandono institucional y operativos migratorios. De los más de mil migrantes que comenzaron la travesía, alrededor de la mitad ha abandonado el recorrido, ya sea por cansancio, enfermedades o tras aceptar retornar a Tapachula para tramitar visas humanitarias ofrecidas por el Instituto Nacional de Migración.

A lo largo de poco más de una semana, las personas en tránsito —provenientes en su mayoría de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica— han recorrido unos 150 kilómetros, cruzando varios municipios chiapanecos bajo el sol intenso, lluvias constantes y sin atención médica suficiente. La falta de alimentos, la deshidratación, las heridas en los pies y los cuadros de fiebre han hecho mella en muchos, obligándolos a detenerse o regresar.

En Pijijiapan, una localidad donde más de 500 migrantes permanecen varados, se denuncian abusos por parte de las autoridades durante operativos de control. El grupo ha decidido pausar su avance y reorganizarse, exigiendo garantías para continuar su trayecto de manera segura y sin ser perseguidos.

Aunque el objetivo sigue siendo llegar a la capital del país para regularizar su situación migratoria, la incertidumbre crece. Los migrantes aseguran que permanecerán en Pijijiapan hasta encontrar una ruta segura, mientras denuncian que el Estado ha fallado en proporcionar un trato digno y en cumplir las promesas hechas durante su camino.

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