El expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari obtuvo la nacionalidad española a comienzos del pasado año. El exmandatario solicitó el pasaporte español a través del procedimiento que el Gobierno habilitó para sefardíes o sus descendientes y terminó de obtener toda la documentación necesaria en 2019, según fuentes conocedoras de su caso.
Salinas de Gortari, de 74 años y cuya familia es originaria de Nuevo León, uno de los Estados donde más se ha recurrido al trámite de nacionalidad española por la vía sefardí, vive en el Reino Unido desde hace años y sus visitas a España son habituales. Preguntado por este diario por la motivación que le llevó a solicitar la nacionalidad española, Salinas defendió que, según la Constitución, todos los mexicanos tienen derecho “por consanguinidad, residencia, matrimonio u otras condiciones a tramitar otra nacionalidad sin menoscabo de la mexicana”.
“De mis motivaciones personales, baste mencionar que estas son de orden genealógico, afectivas y de congruencia con una visión moderna de las interrelaciones compartidas entre naciones y nacionalidades; de orgullo por nuestras raíces, múltiples y diversas. Se trata, al final del día, de un derecho de los mexicanos, para cuyo ejercicio, como el de cualquier otro derecho de nueva generación, no se requiere acreditar ninguna justificación”, añade el expresidente, quien agrega que no es un fenómeno solo de México: “Gustavo Petro, el presidente de Colombia, tiene nacionalidades colombiana e italiana; Boris Johnson, ex primer ministro del Reino Unido: británica y estadounidense; Andrew Scheer, líder del Partido Conservador de Canadá, es canadiense y estadounidense; Ignazio Cassis, presidente de Suiza, italiana y suiza, y así como un largo etcétera”
Salinas de Gortari, que en su día se presentó al mundo como un tecnócrata liberal frente a décadas de monolitismo estatalista, es una de las figuras más polémicas de la historia reciente de México. Presidente entre 1988 y 1994, fue el penúltimo mandatario del PRI antes de que el derechista PAN pusiera fin a más de 70 años de presidencias ininterrumpidas. En su sexenio, envuelto en sucesivos escándalos de corrupción, México dio comienzo a una era de grandes privatizaciones, vivió el estallido del movimiento zapatista y firmó el Tratado de Libre Comercio (conocido como TLCAN, hoy TMEC) con Estados Unidos y Canadá.
Salinas de Gortari ha sido blanco de las críticas del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, por haber implementado en México el modelo neoliberal. Durante años, lo consideró el jefe de lo que él llamaba “la mafia del poder”. A Salinas, el actual mandatario, le ha hecho responsable de la crisis económica que se desencadenó en el país justo después de su mandato, ya bajo el gobierno del también priista Ernesto Zedillo.
Otro de los blancos de López Obrador, el expresidente priista Enrique Peña Nieto (2012-2018), también decidió vincularse con España. El exmandatario obtuvo en octubre de 2020 la llamada visa oro, un permiso de residencia y trabajo destinado a grandes inversores. Peña Nieto cumplía uno de los requisitos: haber invertido al menos medio millón de euros en inmuebles. El expresidente se instaló en una urbanización de lujo en Madrid.
La vía sefardí por la que optó Salinas de Gortari ha sido la más rápida y fácil hasta ahora para conseguir la nacionalidad. Tras la creación de una ley específica en 2015, más de 42.600 personas obtuvieron su pasaporte tras demostrar que sus antepasados fueron algunos de las decenas de miles de judíos expulsados de la Península Ibérica en el siglo XV, además de su especial vinculación con España.
Tras años de concesiones en masa (sin apenas denegaciones), el procedimiento de nacionalidad de los sefardíes se vio envuelto en una encendida polémica el año pasado, cuando el Ministerio de Justicia comenzó a rechazar solicitudes. Algunas comunidades judías y abogados especializados en este trámite acusaron al Gobierno actual de antisemita, pero las denegaciones revelaron un aparente fraude.
En 2018, una alerta policial advirtió de los negocios fraudulentos vinculados a la obtención de pasaportes españoles. Esto incluía que algunas comunidades judías encargadas de emitir los certificados que demostraban la ascendencia sefardí no estaban, supuestamente, siendo lo suficientemente rigurosas. Tras la alerta, el Ministerio de Justicia empezó a mirar con mucho más empeño los expedientes y descubrió que, efectivamente, había miles de expedientes que no cumplían los requisitos. En el caso de Salinas de Gortari no consta ningún indicio de irregularidad, según las fuentes consultadas.
La relación del expresidente mexicano con España es conocida, sus visitas son recurrentes. Preguntado si, ahora que cuenta con la nacionalidad, pretende cambiar de país de residencia, el exmandatario no fue conciso: “Todo ciudadano de un país europeo puede asentarse en cualquiera de las 27 naciones de esta gran región. No hay restricciones a sus nacionales en ninguno de ellos. Mi casa familiar y mi familia pertenecen a México; México es mi patria, mi mayor orgullo, mi entrañable tierra natal y siempre lo seguirá siendo”.
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