De siete mil 410 proyectos de ley impulsados por las siete bancadas, sólo 171 se convirtieron en decretos en esta 65 Legislatura.
En un año marcado por debates candentes y decisiones cruciales, la 65 Legislatura de la Cámara de Diputados de México cerró sus puertas dejando tras de sí un panorama de resultados que invitan a la reflexión. Los números son elocuentes, revelando tanto logros como desafíos en el complejo entramado legislativo del país.
Según los datos recopilados por la plataforma Buró Parlamentario, de las más de 7,400 iniciativas presentadas por los diversos grupos parlamentarios, apenas un exiguo 2.3% consiguió la codiciada transformación en decretos de ley. Este modesto porcentaje, aunque refleja un esfuerzo considerable, también arroja luces sobre los obstáculos y negociaciones que caracterizaron el proceso legislativo.
Detrás de estos números, se esconden historias de trabajo arduo y estrategias políticas. MORENA, como punta de lanza del gobierno en turno, se destacó al lograr un 3.2% de aprobación, convirtiendo 75 de sus 2,365 propuestas en ley. No obstante, la oposición también dejó su huella, con el Partido Revolucionario institucional (PRI), y el Partido del Trabajo (PT), siguiendo de cerca, obteniendo un 2.3% y un 2% de éxito legislativo respectivamente.
El análisis de Sergio A. Bárcena Juárez, experto y director de Buró Parlamentario, revela un patrón histórico intrigante: las bancadas de oposición tienden a ser más proactivas en la promoción de legislación. Sin embargo, no se puede pasar por alto la habilidad estratégica del PRI y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), para negociar y avanzar en su agenda, especialmente en el Senado.
Estos datos, más que meras cifras, son un reflejo del complejo juego político que define la actividad legislativa en México. Mientras algunos celebran los logros alcanzados, otros ven en estos números un llamado urgente a la acción y la colaboración.
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