Ante el colapso de una caravana migrante que pretendía salir de Tapachula el pasado 30 de octubre, grupos de cubanos han decidido continuar su trayecto hacia el norte de México por cuenta propia y en pequeños grupos, con la intención de llegar a la frontera con Estados Unidos.
La caravana, que originalmente reuniría a más de 600 personas, apenas logró congregar a seis participantes, lo que reflejó el desánimo y la desconfianza de los migrantes hacia las autoridades mexicanas. Muchos optaron por avanzar sin anunciar su ruta, buscando evitar los operativos del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional.
Los cubanos han comenzado a desplazarse por rutas alternas a lo largo de la costa de Chiapas, desviándose hacia zonas menos vigiladas como Huixtla y puntos cercanos a la línea del tren. En su trayecto enfrentan condiciones precarias, falta de alimentos, enfermedades y el constante temor a ser detenidos o deportados.
Tapachula continúa siendo el principal punto de concentración de migrantes en el sur del país, aunque la ciudad se ha convertido en un sitio de estancamiento para miles de personas que no logran regularizar su situación. Sin acceso a servicios médicos, empleo o transporte seguro, muchos optan por seguir caminando pese al cansancio y los riesgos que implica cruzar el territorio mexicano.
A pesar del peligro y la incertidumbre, los migrantes mantienen la esperanza de llegar a la frontera norte, confiando en que avanzar por su cuenta les permitirá esquivar las detenciones y seguir en busca del sueño americano.


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